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Salve, Virgen de Cocharcas, Patrona y Madre nuestra,
Estrella de la Evangelización,
a Ti consagramos este año jubilar
para dar gracias por la secular presencia de tu imagen sagrada
en este altar de los Andes.
Llévanos a Jesús y haz que los valores del Evangelio
penetren en nuestras almas y en toda la sociedad.
Ruega por nosotros, pecadores, y líbranos de la corrupción.
Ante Ti ponemos la mayor necesidad de nuestra Iglesia:
la formación, santificación y unidad de nuestro pueblo –pastores y fieles.
Bendice al Santo Padre, a nuestro obispo y a todo el clero.
Ruega al Dueño de la mies que nos conceda abundantes vocaciones sacerdotales
y religiosas y de seglares decididos a buscar la santidad en medio de sus tareas ordinarias.
Acrecienta nuestro Seminario, que te está dedicado;
cuida nuestras parroquias y comunidades; protege a las familias.
Conserva y fortalece las costumbres cristianas
y haz que las fiestas religiosas sean para tus fieles oportunidad de conversión
y verdadero encuentro con Dios.
Dios te salve, María, hija de Dios Padre,
Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo,
Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo.
Más que Tú sólo Dios.
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(8 de septiembre del 2018 al 10 de septiembre del 2019)
Objetivos del Año Mariano:
1) Mirar a María, modelo, ejemplo e intercesora ante su Hijo. María es camino seguro para llegar a su Hijo.
2) Evangelizar nuevamente con María.
3) Poner bajo la protección de Nuestra Señora de Cocharcas todas las necesidades de nuestra iglesia particular: La Diócesis de Abancay
1. MIRAR A MARÍA es verla como la vio Jesús, como "la que escucha la Palabra de Dios y la ponen en práctica" (Lc 11,28). Nos lleva a que nos alimentemos más con la Palabra de Dios, guiados por la Iglesia.
HONRAR A MARÍA: orar con María y orar a María, rezar y meditar el Rosario y otras devociones marianas, celebrar sus fiestas con verdadera piedad y costumbres sanas.
CONVERTIRNOS CON MARÍA: "A Jesús se va y se vuelve por María".
Cada uno necesitamos arrepentirnos, cambiar, corregir lo que va mal en nuestra vida. Pero también las instituciones, los pueblos deben de cortar las costumbres malas. Incluso las de una religiosidad popular mal entendida (alcoholismo, desenfreno, etc.)
2. EVANGELIZAR CON MARÍA. Con su ayuda, guiados por el Espíritu Santo, ser discípulos y misioneros. Difundir el mensaje de Jesús con nuevo ardor, con nuevos métodos, con nuevas expresiones.
3. LAS NECESIDADES DE LA DIÓCESIS que confiamos a Nuestra Señora son a) la santificación y la unidad de los sacerdotes b) las vocaciones sacerdotales y religiosas c) la santificación de todos los fieles.
LA INDULGENCIA PLENARIA
Con motivo de los 400 años de la inauguración del santuario y de la reapertura del santuario restaurado, el Santo Padre concede que los fieles puedan lucrar la indulgencia plenaria durante el AÑO MARIANO de la que es Patrona de la Diócesis de Abancay.
La INDULGENCIA PLENARIA es la remisión total ante Dios de la pena temporal (la que se tendría que pagar en el purgatorio) por los pecados ya perdonados en cuanto a la culpa. La concede la Iglesia en atención a los méritos de Cristo, de la Virgen o de los santos a los fieles que cumplen unas condiciones y que la pueden ganar para sí mismos o para las almas del purgatorio.
¿Qué hacer para ganar la Indulgencia plenaria?
- Acudir al santuario de Cocharcas durante el año Mariano participando en la Misa o rezando el rosario u otro acto de piedad mariano. O bien
- Ir a Misa el domingo siguiente al 8 de septiembre, fiesta de Nuestra Patrona, en cualquier parroquia de la diócesis
- Acudir a cualquier santuario de la Virgen en alguna fiesta de María durante el año santo participando en algún acto de culto, rosario etc.
La CONDICIONES que se han de cumplir, además de estar en gracia de Dios
1) Confesarse (puede ser durante los 15 días antes o después del día en que ganamos la indulgencia)
2) Comulgar en Misa el día de ganar la indulgencia
3) Rezar el Credo
4) Rezar por las intenciones del Papa
ORACIÓN
Te rogamos, Señor Dios nuestro, que concedas a tus siervos gozar de perpetua salud de alma y cuerpo, y, por la gloriosa intercesión de Nuestra Señora de Cocharcas. Vernos libres de las tristezas presentes y gozar de las alegrías eternas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
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El 8 de septiembre, la Iglesia celebra con júbilo la Natividad de la Virgen María. En nuestra diócesis cada año celebramos el cumpleaños de la nuestra Madre en el santuario de Nuestra Señora de Cocharcas. Es su fiesta. El domingo lo celebramos en todas las parroquias, porque es la Patrona de la Diócesis. Y es el DIA DE LA DIÓCESIS.
Nuestra Diócesis de Abancay- es joven. Hay en la Iglesia Católica diócesis de casi dos mil años, y las hay en Perú de más de cuatrocientos. La nuestra fue desmembrada de las arquidiócesis de Cusco y Ayacucho hace 59 años por el Papa Pío XII, y hoy comprende las provincias de Abancay, Andahuaylas, Aymaraes y Chincheros.
El día de Nuestra Patrona y Día de la Diócesis nos invita a amar a nuestra Madre María y a nuestra Madre, la Iglesia. Amamos a la Iglesia Católica, si amamos a nuestra Iglesia Particular, la Diócesis. En ella está presente y se realiza la Iglesia Universal.
¿A qué nos motiva el DÍA DE LA DIÓCESIS?1º A CRECER EN AMOR a esa partecita de la Iglesia en la que el Señor nos hizo nacer y vivir. Vale decir, en lenguaje popular, ponernos la camiseta de la Diócesis.
2º A sabernos FAMILIA DIOCESANA. La familia diocesana no son el obispo, los padrecitos, las religiosas... Somos todos los bautizados que vivimos en la diócesis. Por eso cumplimos con la Iglesia el 4º mandamiento de honrar y amar a nuestros padres: la Iglesia es también nuestra Madre.
3º A SENTIR CON LA IGLESIA DIOCESANA. Esto es: conocerla mejor, saber cuál es su riqueza: su fe, su cultura y tradiciones, sus fiestas... y cuáles son sus necesidades y sus problemas, las tareas que debe asumir para llevar a todos el mensaje de Jesús.
4º A AYUDAR A LA IGLESIA EN SUS NECESIDADES: sacar adelante la Diócesis con nuestra oración, nuestra acción apostólica, nuestros sacrificios y sufrimientos, y con nuestra aportación económica (pequeña o grande, siempre grande a los ojos de Dios).
¡FELIZ DÍA, MAMACHA COCHARCAS! ¡FELIZ DÍA, DIÓCESIS DE ABANCAY!
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A todo el clero, personas consagradas, catequistas profesores y todos los fieles en general
Es el Espíritu Santo quien vivifica a la Iglesia (Jn 6,63; 8,38-39) y da la comprensión y comunica el siendo y la vivencia de la Palabra que Él mismo inspiró "por nuestra salvación" (Vaticano II, Dei verbum, n. 11).
El Paráclito actúa en la Iglesia suscitando los dones y los carismas y guiando al pueblo cristiano a la verdad plena.
Por ello, al hablar de la religiosidad popular, no debemos desconocer la acción del Espíritu y la acción interna de la gracia en las almas. No podemos considerarla una forma de vivir la fe cristiana de segunda categoría para personas poco formadas o débiles en la fe.
Así la define la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida (nº 263): “Es una espiritualidad cristiana que, siendo un encuentro personal con el Señor, integra mucho lo corpóreo, lo sensible, lo simbólico y las necesidades más concretas de las personas. Es una espiritualidad encarnada en la cultura de los sencillos que, no por eso es menos espiritual, sino que lo es de otra manera”.
Asegura que “es una manera legítima de vivir la fe, un modo de sanarse parte de la Iglesia y una forma de ser misioneros (…) una poderosa confesión del Dios vivo que actúa en la historia y un canal de transmisión de la fe” (Ibíd. 264).
El ella brilla la acción evangelizadora de nuestros antepasados y se expresa “de acuerdo con las condiciones de los tiempos y lugares y teniendo en cuenta el temperamento y manera de ser de los fieles” (Vaticano II, Lumen Gentium, 66).
Diversas son las manifestaciones de religiosidad popular: celebraciones del Señor, especialmente de Cristo sufriente, recepción de los sacramentos, manifestaciones de la devoción mariana y de los santos, novenas, romerías y peregrinaciones, procesiones, celebraciones patronales, devociones populares: rosario, viacrucis y otras oraciones, imágenes, estampas, las velas, las promesas…