miguel-angel En la mañana del 26 de junio, en el Convictorio Sacerdotal de Abancay, falleció el P. Miguel Ángel Domínguez Montes, a quien cariñosamente le decíamos P. "Mikichu".
A las 6:00 am., el P. Miguel llamó al Noviciado de la Hijas de la Divina Providencia que no se sentía bien y no iría a celebrarles la Santa Misa, que descansaría un poco más.
Esa mañana, el P. Isidro Sala había timbrado a su celular repetidas veces. Al no haber respuesta, Mons. Gilberto fue a buscarlo a su casa. Cuando subió las gradas y entró a la habitación; del P. Miguel Ángel sólo quedaba su cadáver; ya había partido a la casa del Padre.
"Aunque no andaba bien de salud, no esperábamos una muerte tan próxima. Y quizá tampoco él lo esperaba. Hace pocos días me hablaba con gran ilusión de su próximo viaje a España. Que descanse en paz y que no se olvide de ayudarnos". Así escribió sus condolencias el P. Jesús López Pérez, desde España.
En efecto, el P. Miguel Ángel había planeado viajar a España en pocos días, el 1 de julio, para estar con su familia, descansar, leer y orar. Se merecía ese tiempo de vacaciones.
Este sacerdote, natural de Tuy Vigo (España), nació el 12 de octubre de 1947, en Cequeliños. Fueron sus padres Daniel y Dolores; sus hermanas, Pilar y Carmiña.
El niño Miguel Ángel Domínguez Montes, después de los estudios elementales, entró muy joven al Seminario Mayor de su diócesis de Tuy Vigo, en donde cursó los estudios sacerdotales.
Ordenado sacerdote el 14 de marzo de 1971, trabajó poco tiempo en su tierra. Dos años más tarde, cuando tenía 26 años, también él, cautivado por Mons. Enrique Pélach, llegó a Abancay el año 1973, cuando está joven Diócesis necesitaba sacerdotes.
En estos Andes peruanos, trabajó primero por año y medio en la Parroquia de Santiago Apóstol de Talavera, como vicario parroquial.
Al poco tiempo, en 1975 fue nombrado Rector de la Academia nuestra Señora de Cocharcas, en la antigua casa donde actualmente está el Centro de Promoción de la Mujer, junto al templo del Señor de la Caída.
En 1977, ya creado el Seminario Mayor de Abancay en el Jr. Puno de esta ciudad, fue el primer Rector de este Centro Superior de estudios sacerdotales. Hasta la fecha, formó más de un centenar de sacerdotes, quienes ahora trabajan a lo largo y ancho del Perú.
Como docente de Teología Moral, Liturgia, Ética, Antropología, alternaba sus horarios con las clases en el Noviciado de las religiosas de la Divina Providencia; cuidó y orientó también el buen funcionamiento del Orfelinato de Abancay. Asimismo, fue director de la oficina de Educación Católica, director de la oficina de Catequesis de la Diócesis y por muchos años, Vicario Episcopal de Pastoral, y por unos años, párroco de Tamburco (y de San Antonio), donde construyó el templo parroquial, y encargado de las casas de Retiro.
Debemos destacar y admirar la entrega a Dios del P. Miguel Ángel, traducidos en su constancia y su perseverancia en hacer las mismas cosas por casi 50 años. Los mismos horarios, el mismo camino, las mismas clases... Todos ellos hechos con amor y por amor. Estaba enamorado de Dios y ese amor iluminaba todo su quehacer.
Solía decir que le gustaría quedarse en su habitación y dormir todo el día; pero cada mañana salía de la cama, se ponía de rodillas y ofrecía su día al Señor. Así estrenaba su amor, besando el suelo, al tiempo de que decía: Serviam! (te serviré, Señor).
La vida y la trayectoria del P. Miguel Ángel lo describe perfectamente el número 989 de Camino, libro escrito por San Josemaría: "¡Bendita perseverancia la del borrico de noria! —Siempre al mismo paso. Siempre las mismas vueltas. —Un día y otro: todos iguales. Sin eso, no habría madurez en los frutos, ni lozanía en el huerto, ni tendría aromas el jardín... (Camino, 998).
Cuánto debemos agradecer al Señor por este hombre de vasta cultura, profesor inteligente y exigente. Observador, cuidadoso, fino e impecable en la liturgia hasta el detalle y, evidentemente, hombre de mucha oración, de vida interior.
La Iglesia de Abancay debe tanto al P. Miguel Ángel. Se trata de otro sillar que, en silencio y sin lucirse, edificó esta diócesis.
Querido P. Miguel Ángel, que el Señor premie tu entrega generosa.

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Abancay, 09 de mayo de 2019

Muy estimados Padres de familia, Apafas de las I.E., colectivos sociales, autoridades, dirigentes sociales y todas las personas de buena voluntad:

Les saludo con todo afecto, felicito y agradezco la comprometida labor que desempeñan las instituciones educativas en la formación de niños y jóvenes a lo largo y ancho de nuestro País. Debemos alegrarnos de que la currícula establecida por el Ministerio de Educación, imparte no pocos valores humanos y cristianos que los padres y los mismos alumnos desean como elemento fundamental de su formación integral.


Sin embargo, los obispos de Perú vienen alertando algunos peligros en desmedro de las familias, desde hace más de 20 años (cuando la Ideología de Género comenzó a ocupar los espacios de debate en el mundo). En ese sentido, "el Papa Francisco ha advertido que la ideología de género niega la diferencia y la reciprocidad natural del hombre y de la mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia; intentando imponer sus ideas incluso en la educación de nuestros niños".


El año 2017, nos reunimos con el presidente Kuczinsky y este año con el presidente Vizcarra en la Sede de la Conferencia Episcopal para pedirle retirar del currículo nacional escolar "aquellas nociones provenientes de la ideología de género", por el bien de los menores y familias. Ambos dieron muestras de estar de acuerdo.
Pero el Ministerio de Educación no dio ningún paso atrás. Como es de dominio público, ha publicado textos que contradicen la misma ley natural y, en algunos de sus enlaces, enseña las mayores aberraciones sexuales.


La Ministra de Educación y el Presidente expresaron su sorpresa. Se dispuso no distribuir los textos inadecuados y corregir los que habían sido ya distribuidos. Pero ni se ha llevado a cabo la indicación ni ha desaparecido el objetivo en ámbitos del Ministerio de Educación.
Se quiere presentar el enfoque de género como una simple equidad de género que postule la igualdad de derechos y oportunidades entre el hombre y la mujer, para evitar la discriminación y la violencia de género. Pero, en realidad, va mucho más allá. Sostiene que no somos varón o mujer por naturaleza, sino por una construcción social: nos han condicionado y estructurado así el ambiente, la familia, la cultura reinante. Por tanto todos tienen el derecho a elegir su opción sexual desde la más tierna infancia: si quieren ser varón o mujer, homosexual, bisexual, etc. En el fondo, a eso va orientada la educación sexual que impartirá la escuela o el colegio, a ocultas o al margen de los padres de familia. En textos impreso por el Ministerio se han encontrado enlaces verdaderamente aberrantes (por ej. sobre la masturbación, el sexo oral o anal).


Muchos padres están librando una batalla en el Congreso, en la opinión pública y también en las calles para defender su derecho en la educación de sus hijos. Entre ellos "PADRES EN ACCIÓN" y el colectivo "CON MIS HIJOS NO TE METAS".
Vale la pena apoyar las acciones legítimas que organicen, como la marcha por las calles y el paro previstos para el 24 de mayo. No se trata de una cuestión religiosa ni de una acción de las iglesias evangélicas o católicas. Se trata del derecho de los padres a intervenir en la educación de sus hijos y de velar por los contenidos que se les enseñan. No se debe permitir que se les instruya en lo que es contrario a la ley natural y al sentido común.


"la Iglesia reafirma lo que siempre ha defendido y defenderá: el respeto por la dignidad de la mujer, la no violencia contra la mujer, la igualdad de oportunidades y derechos de toda persona humana; la defensa de los niños y su derecho a una educación integral", recordaron los obispos del Perú.
Por mi parte les animo a tomar las acciones pacíficas que defiendan sus derechos como padres de familia y el derecho de sus hijos a la sana enseñanza.
Con mis oraciones y mi bendición.

+ Gilberto Gómez González
Obispo de Abancay

Por obra del alzhéimer, este hombre de Dios fue perdiendo poco a poco la memoria inmediata. Se olvidaba de todo y sólo vivía el presente. La oración continua se había convertido en su “deporte” y “trabajo” favoritos.

Cuando todavía podía moverse, acudía a los despachos de la Parroquia arrastrando los pies, varias veces al día.

—¿En qué día estamos? ¡Ayúdenme, porque no me acuerdo de si he rezado el Breviario! (oración litúrgica que rezamos sacerdotes y religiosos).

—Que yo sepa, usted ha rezado el Oficio de Lectura. Ahora le tocan las Laudes.

—¡Ah, gracias! ¡Es que estoy despistado! —Y se regresaba a su habitación a orar, leer y estudiar.

Media hora más tarde —sonriente como siempre— aparecía otra vez, Tablet en mano.

—¿Qué día es hoy? —Preguntaba como un niño— ¡Es que no sé si he rezado o no la liturgia de las Horas!

—Hoy es viernes, Monseñor.

—¡Ama jina kaspa! ¡Ayúdame! ¡Tú tiras, pe”! ¡Los viejos olvidamos todo!

—A ver, a ver… Ahora le toca la hora sexta, —le decía— ¡certifico que usted ya ha rezado el Oficio, las Laudes y la Hora Tercia!

Y así, se retiraba otra vez, llevando los pies por los suelos…

Estamos hablando de Mons. Isidro Sala Ribera, nacido en Bergús (España), el 03 de marzo de 1933, y que en 1969 se vino al Perú como misionero, enamorándose profundamente de nuestra tierra, hasta el punto de aprender el quechua y dejar sus huesos entre nosotros.

Trabajó incansablemente en Aymaraes y luego en San Jerónimo, Andahuaylas, donde los campesinos y los más humildes recibieron acogida en su corazón. Fruto de su labor de almas fueron los catequistas y las decenas de vocaciones de sacerdotes, religiosas y laicos.

Un pastor a carta cabal, con “olor a oveja”, encarnado en nuestra tierra. Jamás receló en consumir lo que le servían. Cuántas veces, alojado en chozas y en el interior frío de los templos, dormía en pellejos…

A los sacerdotes, nos tomaba el pelo: “Si ustedes no conocen Tiaparo, Pampachiri o Huancas, no son misioneros de verdad”.

En las sobremesas del comedor, con fino humor, nos tomaba el pelo y nos hacía reír. Una vez, para sacar temas de conversación, le pedía que nos dijera algún refrán en latín. Yo había hecho gala de decir algunos de esos latinajos. El Mons. Isidro, mirándome fijamente con el rabillo de sus ojos, me espetó: Asinus asinum fricat!, con el que rieron todos.

Acudí al Google para la traducción. "El asno frota al asno", es una sentencia para mofarse de las alabanzas mutuas entre los ignorantes.

Monseñor Isidro, cada vez más fue haciéndose un niño inocente. Aunque tenía 86 años, su corazón de doncel estaba adornado de paz, serenidad y alegría.

Los días frígidos de mayo y junio, acudía al patio de la Parroquia a tomar el sol. El P. Jhonny, el diácono Luigui, Don Lucho, Darío, Yenny y yo, íbamos a su encuentro a hablar un ratito con él.

—¡En la Parroquia trabajan mucho, deben descansar! —nos reclamaba.

—¡No, Monseñor, para nada!, más bien somos un poco flojos, —le bromeaba.

—¡No, no, no! Yo veo que ustedes se mueven mucho. No dejan de ir de aquí para allá. ¡Cuidado con el activismo, eso me preocupa! Verán —continuaba—, ¡yo en cambio, estoy haciendo de lagarto! —Y se reía con gusto.

“¡Añañau!, ¡qué rico!”, eran sus frases favoritas cuando le ofrecíamos algún servicio o una medicina amarga (¡tomaba tantas!).

Mons. Isidro vivió los últimos años de su vida en un presente continuo. Ese hoy-actual, de alguna manera, es un anticipo del cielo. En la eternidad divina el tiempo no pasa. Y don Isidro, al no recordar nada, vivió intensamente el momento. No tenía rencores ni resentimientos.

Desde el año 2009 en que pasó a Obispo emérito, se “escondió” como un sillar. Sus misas diarias, los miles de santos rosarios, su incansable liturgia de las horas, los consejos a los esposos y las confesiones en la Catedral, son legados que sólo pueden medirse en la eternidad divina.

¡Monseñor Isidro, descansa en paz y ruega por nuestra fidelidad!

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mons-isidroMonseñor Isidro Sala Ribera, Obispo Emérito de Abancay, gran misionero de los Andes peruanos, el martes pasado, a las 11:15 am., después de una larga enfermedad llevada con amor, serenidad y fino humor, partió a la Casa del Padre.

Monseñor Isidro Sala nació en Bergús (Diócesis de Solsona, España), el 03 de marzo de 1933.
Ordenado sacerdote el 20 de julio de 1958, trabajó en varios encargos pastorales en su diócesis, hasta que en 1969, invitado por Mons. Enrique Pélach, llegó a la diócesis de Abancay.
Nombrado Vicario Parroquial en Chalhuanca y Director de las Misiones Populares, tuvo que recorrer la diócesis entera, llevando la Palabra de Dios. Por esta razón, llegó a dominar notablemente el quechua.
Cuando fue nombrado párroco de San Jerónimo en 1975, priorizó las visitas pastorales a las comunidades campesinas, además de formar catequistas y promocionar variadas vocaciones eclesiales.
En el valle del Chumbao, ayudó con la fundación del monasterio de las Madres Carmelitas Descalzas, con la construcción de dos casas de Retiros una en San Jerónimo y otra en La Laguna (Pacucha). También impulsó la construcción del Asilo de Ancianos, la Casa Parroquial y de varios templos en los pueblos de su jurisdicción.
Consagrado como Obispo Auxiliar el 14 de diciembre de 1986, hasta que en abril de 1990 fue nombrado Obispo Coadjutor y, finalmente, el 1 de diciembre de 1992, tomó posesión como Obispo residencial de Abancay.
Con la cooperación internacional, Monseñor Isidro Sala impulsó a Cáritas Abancay a combatir la desnutrición infantil y la insalubridad, instalando sistemas de agua potable y de desagüe en los cinturones de pobreza de Abancay y en los distritos más alejados. También promovió el desarrollo agropecuario, con el mejoramiento del ganado vacuno e instalando forrajes. Asimismo, propulsó la capacitación campesina por una agricultura sostenible –en armonía con la naturaleza– con canales de riego y riego tecnificado. Igualmente podemos decir de los proyectos de viviendas saludables, contribuyendo a la mejora de la salud y de la nutrición infantil, con cocinas mejoradas, refrigeradores ecológicos, con ordenamiento de las viviendas, con bio-huertos familiares, composteras, abono orgánico, etc.
No es menos importante su labor con las capacidades de las personas y familias, poniendo mayor énfasis en los derechos humanos, participación ciudadana, autoestima, lucha contra la violencia familiar y contra el alcoholismo, salud y nutrición infantil; valores, liderazgo, etc., temas fundamentales, más importantes que las mismas infraestructuras.
Además de la labor espiritual, podemos afirmar sin lugar a dudas que el Monseñor Isidro Sala Ribera ha hecho tanto por nuestra tierra. Los pobres siempre han ocupado lugar especial en su corazón.
El 8 de agosto de 2009, pasó a condición de Emérito y siguió en Abancay colaborando en la pastoral de siempre, especialmente de las familias y del confesonario.

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PRIMERA ESTACIÓN:
JESÚS ES CONDENADO A MUERTE
cristo

"¿A quién queréis que os suelte?"  

-se esfuerza Pilatos.
Apaños, componendas, medias tintas,
moderación y no estridencias,
"democracia" entre comillas.
Sondeo de opinión:
¿Jesús o el bandido?
Vayamos a los votos,
debemos respetar la mayoría...
Pilatos se lava las manos
en el agua que no limpia.
Hoy como ayer:
en la Patria, en la Iglesia,
en tu vida y en la mía...
Era flojo. No era malo
¡lástima de Pilatos!
El ambiente le podía.
Me dolió más su flojera
que todos los latigazos.
(los verdugos, al menos,
cumplían lo mandado...
.......................................
Sufro tanto cada vez que eres cobarde,
cada vez que me condenan
y te lavas tú las manos.
Cada vez que Tú mismo me condenas
- "sin querer queriendo-
por no complicarte.
Cada vez que el ambiente te gana,
cada vez que eres cobarde
como Pilato.